jueves, 20 de diciembre de 2007

La Sultana


Hola Lectores ¿que dicen las fiestas decembrinas?

Daremos inicio a una vivencia la cual solamente narro en persona y cuando esta cerca de mi el Ing. Alfredo Gómez, amigo de inicios de carrera y ahora compañero de trabajo. La situación que narro es un tanto sorprendente y lo hago en vivo ya que muchas veces la gente incrédula de mi historia me cree si y solo cuando mi cuate asienta la cabeza a todo lo que digo confirmando su veracidad. Ya que de contarla yo mismo de una manera solitaria, siempre me salen con un: ¡¡NO MAMES!!. Así pues, me atreveré a mencionar lo que mi colega y yo vivimos cuando trabajábamos en la Sultana del Norte.

Eran mediados del 2005, (en si, esta es una continuación de una narración que puse en el Blog con el nombre de Homero). Me quede en ¿que?... a si, eran mediados del 2005, y trabajábamos en el montaje de la estructura metálica del Palacio de Hierro Monterrey. Dicha estructura metálica en resumen, se concentraba en las cuatro fachadas y en la zona superior de la tienda.

Los cuatro frentes de la tienda (fachadas), estaban engalanados por unos triángulos de vil acero (diseñados por MI-kos) y tenían una altura de 27 metros. En total había casi 100 armaduras de estas forrando las 4 fachadas del Palacio de Hierro en su totalidad las cuales sostienen vidrios de tremendo espesor que sirven como pantalla y cambian de colores por las noches o por las temporadas de la tienda.

Visita la siguiente dirección antes de continuar leyendo para que se entiendas mejor mi explicación amigo lector:
http://www.youtube.com/watch?v=nQrRSZFVMeo

Ok, basta de publicidad y de descripciones técnicas ingeniériles metalúrgicas, iniciemos con el desmoche.

Era un Miércoles (increíble), llegábamos a la obra todos crudos con la sangre llena hasta el tope de Triglicéridos por tomar tanta cerveza y comer tanta carne roja, costillas verdaderamente enormes y de exquisito sabor que apuesto a que ni Pedro Picapiedra saboreo tanto.

La Cruda realidad me obligaba a seguir trabajando y era la azotea de la tienda la cual me iba a recibir. El Sol inclemente que cae en la Sultana del Norte a la par con el vil calor producido por los obreros que estaban echando el chapopote para impermeabilizar toda la azotea, era demasiado sofocante. Pero ni modo, ese era mi frente de trabajo y tenia que ir a cumplir. A mi cargo estaba el diseño de varios soportes para aires acondicionados, 10 en total y subir y bajar a cada rato los 27 metros de altura del palacio de hierro eran literalmente una verdadera joda.

Paso la mañana del miércoles sin ningún acontecimiento, solamente se dejaba sentir la apuración por la supervisión de la obra ante mi persona para que entregáramos a como pudiésemos los viles soportes para el aire acondicionado. Estaba hecho un camote y sudaba como perro. Me detuve a medio día pensando en por que hacia tanto PINCHE CALOR. Yo crudo en pleno día cerca de los 40 grados Centigrados. Sudaba como perro todos los cartones de Chela que bebi en el Bar “El Jefe de Jefes” que me daba diversión a lo grande. Ese era para mi mi Palacio de Viejas (de Hierro perdón). Ni pex, mi descanso solamente duro menos de 3 minutos ya que me estaban voceando por el radio. Dichos Radios de onda corta, los habíamos comprado y se repartieron entre los obreros de la obra así como entre el cuerpo técnico. Ingenieros y Maestros podíamos estar en comunicación por la frecuencia 7 para que no hubiera fallo.

“Ingeniero Men, Ingeniero Men, necesito que suba a ver si tiene el material suficiente para seguir trabajando”, así abruptamente termino mi descanso al tener que subir a la azotea por las escaleras hechizas de andamios.

Mi Weba fue tanta, que le llame a mi amigo colega Alfredo por la radio el cual debería de estar en la azotea y me podía hacer el favor de hacer lo que yo no quería hacer. “Alfredo, Alfredo me copias” Yo. “Si ¿que paso?” El. “¿Estas en la azotea?” Yo. “Nel” El.

Demonios, a fuerza tenia que subir y ni pex. A la mitad de los 27 metros de altura y con medio hígado de fuera por el exceso de alcohol en la sangre, levante la mirada y vi que se nublaba de pronto. “¡A chinga! ¿Ira a llover?” Pensé, y con uno de mis dedos tape el brillo del Señor Sol. Una columna de humo negro estaba emergiendo de la azotea y comenzaba por ensancharse.

Tome mi radio y comencé a escuchar las frecuencias inmediatas las cuales no dejaban de repetir “FUEGO”, regrese a mi frecuencia y le llame a mi colega “¡ALFREDOOOO, ALFREDOOOO!” Yo. “¿QUEEEEEE?” El. “Se esta quemando algo en la azotea” Yo. “¡QUEEEE! El.

No pudiendo evitar mi morbo por subir a ver lo que pasaba, deje de escuchar el radio y hasta la peda se me bajo. Ya en la azotea, muchos trabajadores veían como las llamas consumían las Unidades Manejadoras de Aire. Incrédulamente pretendían apagar el incendio de un elemento tan grande como un auto con cubetadas de agua.

El jefe de los Supervisores, me dio una instrucción con Cocowash: “¡Milton, tu que todo lo puedes hacer, tráete unos extinguidotes Rápido!” Supervisor. “SI” Yo.

De inmediato y cargando toda la esperanza en apagar el incendio, me fui directo a las escaleras de servicio y fui bajando rápidamente mi ser cuando me pare a medio camino para tomar un respiro libre de humo. Entre mi descanso, escuche que alguien subía, y asomando mi gran cabeza pude distinguir alguien de traje amarillo. Mi chismoso ser se dilato a esperar hasta que pasara dicha persona y mi sorpresa fue tal al ver un Bombero de unos 2 metros de alto, forrado en traje Amarillo, con mascara de Oxigeno y casco protector. “Whata Fuck, me van a quitar el crédito” pensé. Así que baje aun mas rápido para llegar por los extintores.

Ya en la bodega, conté el chisme a unos cuantos que estaban encerrados trabajando y como pude saque los apaga fuegos. Uno en cada mano y subí como un gran Héroe por las escaleras de servicio así como baje.

Se me hacia raro tanta adrenalina cuando llegue a la azotea. Baje los extintores que para mi pinche colmo ya estaban vacíos. Como un perro con la cola entre las patas, le fui dando vuelta a la gente que se encontraba como Indios en una fogata bailando la danza de la lluvia y me escondí a mirar el espectáculo.

De lejos, vi como el Bombero trepaba a un lugar mas alto en la azotea y realizo señas en dialogo Bomberezco o Bomberonil (como sea), a sus colegas que estaban en el camionzote de bomberos abajo en la avenida y una multitud enorme al pie de este disfrutando de la enorme columna de humo que salía del Palacio de Hierro próximo a su inauguración.

“¡¿Que chingados les dirá?!” me pregunte y no fue sino hasta que vi como el bombero paso su dedo pulgar por su cuello cuando me percate que les decía a sus colegas que ya no se podía hacer nada “Ya valió”. _Y si, el fuego termino de consumir la Unidad Manejadora de Aire que estaba nuevecita y recién desempaquetada.

Ya sin mucha lumbre todos los espectadores de la azotea dejamos ir nuestra atención sobre las acciones del bombero quien estaba dispuesto a bajar. “¡Que carbón!” pensé en gran medida cuando comenzó el Bombero a caminar un tramo de 6 metros de longitud, 15 centímetros de ancho y a 27 metros de altura por una de las tantas 100 armaduras que apuntaban hacia fuera de la azotea del Palacio de Hierro.

“¡Miren, se va a bajar!” gritaban las pocas regiomontanas ahogadas en sus jugos de lujuria y que admiraban a ese Gran Bombero que llego tarde al incendio. Cuando el Bombero termino de caminar los 6 metros de largo de la viga y llego a la punta de esta vio toda la audiencia que tenia tanto en la azotea como abajo cerca de su camión.

Se quedo en silencio todo y francamente escuche silbar el aire ante una sordina atónita (con el fondo del cerro de la Silla, muy peliculesco). Ya en la punta, se dio la vuelta para darle la espala a la multitud que lo esperaba en la zona de estacionamiento, abajo a 27 metros y vimos todos los que nos encontrábamos en la azotea que se iba a quitar el casco y la mascara anti-gases.

En cámara lenta, (lo recuerdo muy bien), vimos como inclino su cabeza hacia atrás y cuando se quito su casco, se desparramo un cabellera rizada y esponjosamente roja de su cabeza. Al retomar de nuevo su cabeza la posición inicial, vimos el rostro de una encantadora Pelirroja de tez clara bañada en pecas y envuelta en un traje de Bombero como en nuestros sueños mas sublimes.

Dicha Bombera, pego un pequeño brinco desde la punta de la viga y entre sus manos y pies, se abrazo de un poste de la armadura triangular y se deslizo hacia abajo abriendo y cerrando manos y pies para regular su velocidad.

Yo desde la azotea, pude visar como todos los obreros se quedaban perplejos al ver como venia bajando desde el cielo una mujer Bombero de alturas inimaginables y belleza incomparable. Muchos sacaron su celular y grabaron ese bello momento.

Al tocar la mujer Bombero el suelo, un estrepitoso aplauso y gritos de ovación se dejaron escuchar por todos aquellos que presenciaron el Tubo de un Table Dance más alto y espectacular como nunca antes.

Sonó mi radio y escuche “¡Meen, dime que viste esooo!” Alfredo, “Hasta el ultimo momento canijo” Yo. Mi colega Alfredo quien disfruto del espectáculo abajo cerca del camión, me menciona que toda la gente se abrió paso ante tal Ángel Apaga Incendios y lo despidieron con aplausos y pañuelos en mano cual vil Titanic saliendo en su primer y ultimo viaje.

Ya después en los cortos meses que quedo de la obra, los nuevos trabajadores que llegaban a terminar los detalles del Palacio de Hierro, escuchaban esta historia y poco a poco se fue haciendo una leyenda.

Me despido mis queridos amigos agradeciendo sus comentarios y sugerencias, quejas y lamentaciones en este su Blog. Un poco convaleciente por una gripa acapulqueña, me despido hasta la próxima semana y ¡Se acabo, Tan Tan, fírmale!

viernes, 7 de diciembre de 2007

¡RUN FORREST! ¡RUN!


¡Hola Lectores!, siento haberlos dejado, pero andaba con un buen de chamba. Volveré a escribir mas seguido y que empiece la pachanga. Esta ocasión, el relato no será tan pikoso como los anteriores, mis respetos se merece lo que a continuación voy a compartir con ustedes.
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No cabe duda que llegamos a conocer los logros de las personas cuando pasan de una forma de vivir finita permitida por Dios, a una vida infinita a lado de Él.

Trabajando aquí en Acapulco, encerrado entre acero y concreto para simplemente trabajar sobre reloj, hace que el tiempo pase de una manera muy rápida y silenciosa. El pasado mes de Septiembre el llamado prematuro del cielo le llego a uno de mis tíos mas queridos y sorprendió a todos mis familiares y a otras muchas personas más.

Siendo mi tío Salvador UNO de entre los 16 descendientes de mis Abuelos Maternos, tengo recuerdos muy vagos de el en sus inicios pero demasiado substanciosos como para dejar de mencionarlos. Siempre que llegaba a ver a mi tío desde mi temprana infancia, el singular sinónimo de “Trabajo” lo llevaba tatuado en su alma ya que si no estaba haciendo albañilería, estaba haciendo carpintería o algún trabajo de oficio a fin.

Me gusta recordar la relación que nos encontraba a cada uno de sus sobrinos con amigos de Él de décadas atrás en su adolescencia. “El Pallin” era mi sobrenombre entre otros tantos que tenia para mi parentela. Su forma de hablar y su singular manera de contar las bromas que hacia de chico, me animaron a admirar su forma de ser cada ocasión que iba a la casa de mi familia o algún familiar a hacer trabajos de carpintería.

En el álbum fotográfico del hogar de mis Pa’s, están depositados en dos cajas de galletas, al menos 200 fotos familiares de diferentes tamaños y épocas en las cuales siempre recuerdo a mi tío con Gorra y Bonachón. No fue sino hasta que a mis 17 años, bobeando sin nada que hacer entre tantas fotos, descubrí una de Él saliendo del fondo de un depósito de agua luciendo un torso de proporciones demasiado increíbles para ser ciertas. Sin saber quien era, fui a indagar con mi Madre quien me dio las señas particulares de mi tío para con su ejercicio. Mi Madre comenta que mi Tío desde joven, a pesar de estar escasos de dinero (desde que mis abuelos se casaron), acondicionaba botes con cemento y barras a manera de pesas para hacer ejercicio en sus tiempos libres. Lagartijas, Barras y levantamiento de “Petates” hechos rollo, era lo que mantenía a mi tío en condiciones optimas de salud en su juventud (lo de los Petates no es broma, Él mismo me lo comento en vida).

Después de gozar de increíble vigor, mi tío se refugio en algunas botellas las cuales le apartaron del buena camino de la Salud. Yo ignoro francamente cuanto tiempo duro esto en Él, pero hasta que un malestar corporal le apareció y le llevo al hospital, fue como le hizo ver la vida de otra manera.

El diagnostico alarmante de un Doctor durante su estancia en el hospital por culpa de las botellas fue como hizo reaccionar a mi tío sobre su convalecencia. “O deja de tomar o se Muere” le dijo el Doctor. La oportunidad de tener una ocasión más una vida saludable no la dejo escapar.

Dedicado a olvidar las botellas y agradecido con el cielo por una segunda oportunidad de vida, lo llevo a tener una forma mas dedicada de pensar sobre la existencia y adopto un parque ecológico para sus propósitos de agradecimiento.

Un vaso de agua localizado en la zona de Tlanepantla fue su refugio para renovar su forma de vida ya que adopto los 3.5 kilómetros aproximados de perímetro del Vaso como pista de carrera. Lo acondiciono con arbolitos que el mismo regaba y mucha gente tomo su iniciativa como ejemplo a seguir.

Iniciando tempranamente sus días, corría 2 horas alrededor de su refugio ecológico cuando de repente ¿no se como?, o ¿de que manera?, empezó a correr en maratones a nivel Amateur y siguió avanzando reservadamente su experiencia. Los maratones de 10 Kilómetros, 21 Kilómetros y 42 Kilómetros fueron acumulándose en su vida y siempre corrió con una filosofía muy aceptable: “Yo soy un corredor recreativo, no corro para ganar”. Es su singular forma de decir: “No es mas importante ganar, sino competir”.

Sus mas de 50 medallas y reconocimientos en todos sus años como corredor pueden avalar todo el esfuerzo que el dio sin esperar ningún beneficio y a mi parecer era un callado agradecimiento a la vida por haberle dado una oportunidad mas que el no desaprovecho.

Fotos con sus amigos de kilómetro y algunos que otros artistas y competidores famosos, fueron sus alicientes para a ir a la siguiente milla. Alguna otra foto con las edecanes de buen ver de los patrocinadores de las carreras eran sus jocosas recompensas.

Antes de irse por una complicación cardiaca, termino de fabricar un closet de madera en la casa de mis Padres y cerca de su hogar estaba organizando una carrera en el Vaso de agua que lo vio reponerse. Atónitos por la noticia del fallecimiento de mi tío, mis familiares quedaron sorprendidos por que siempre estaba de muy buena salud. Todos sus compañeros y compañeras del “Vaso de Carreta”, no dejaron caer los planes de mi tío y siguieron con los preparativos de la carrera, pero ahora en su nombre y como homenaje a sus logros.

Dicha carrera, se celebro el pasado 14 de Octubre (domingo) y fue demasiado hermoso ver cuanta gente participo en el evento, todos conocieron a mi Tio y corrieron por el.

EN SUS MARCAS…

Al fallecimiento de mi Tío, mi Madre me comento que se iba a celebrar una carrera en su honor y a mi se me hizo bastante fácil apuntarme. “Apúntame a la carrera Jefa, ya veras como tu hijo se lleva el primer lugar”, eso salio de mi gran boca la cual se cerro al escuchar los comentarios de mi Madre: “Si, ya sabia que querías participar, no te preocupes, ya tu Tía Josefina (la esposa de mi fallecido tío), te apunto y yo si confió en que completes los 10 kms de la carrera”.

Sentí frió aquí en Acapulco y en serio que vi pingüinos. Yo corro bastante rápido los 100 m pero correr 10 K son pruebas de resistencia y no de fuerza.

Ni modo, hice mi plan con anticipación, regule mi dieta y baje tips y videos de Internet para ser el mejor. Llegar de trabajar y salir a correr y a nadar aquí en Acapulco fue lo de 15 días seguidos para no hacer el OSO en la carrera. Aguantar a los obreros por no Tomarme las CAGUAMAS a la hora de la comida fue peor que el cansancio de los días de entrenamiento.

Pero, llego el día.

LISTOS…

Llego el día, el Domingo 14 de Octubre todos llegamos a la pista y bajo mis hombros pude ver a mis enemigos de carrera. Señores viejitos y chaparros, flacos como popotes serian mis contrincantes Pensé: “esto va a ser PAN COMIDO”. A la par de mis palabras, sobre mis hombros y en lo alto, vi una manta de unos 3 x 5 metros en la cual se veía una foto de mi Tío en plena competición en una de sus tantas carreras.

Así entonces, nos asignaron nuestro número. El mió fue el 163, seleccionado por uno de los nietos de mi tío.

FUERA…

Dieron el pitazo de salida, y a correr por mi tío. Correr y correr, (1, 2, 1, 2). De las tres vueltas al circuito de 3.5 kms cada una, pude aguantar con pena apenas la primera. Todos aquellos “Señores viejitos y chaparros, flacos como popotes” los veía pasar como viles Correcaminos mientas yo me sentía un Coyote necesitado de tenis marca ACME.

Ya la segunda vuelta fue mas difícil, intente no sacar los higados y distraer mi descanso con la música que tenia, pero hasta mi JAIPOD iba cansado. Ya en la tercera vuelta, recordé el grito de guerra de mi Tío Salvador “Yo soy un corredor recreativo, no corro para ganar”.

Así entonces, aminore el paso y disfrute lo que desde el inicio tenia que haber hecho. Darle un buen homenaje a mi tío. Me tarde lo que me tenia que tardar junto con un sobrino mió quien no entendía y yo le explicaba el por que la gente se cansa menos en la playa y mas en zonas altas.

Después de 45 minutos infernales de las TRES VUELTAS, llegamos. Deje que mi sobrino pasara para ganarme el mejor lugar de la carrera “EL ULTIMO”.

Metros mas adelante, estaba la repartición de medallas y premios por parte de la organizadora del evento quien con lágrimas en los ojos nos recordaba a mi Tío y su legado. Después paso mi abuelita materna al micrófono quien dio unas palabras de agradecimiento a todos los participantes, familiares y colados por la compañía y el apoyo mostrado.

Ya después yo fui Bien orgulloso a reclamar mi medalla de participación cuando vi que ya se habían acabado. “Chale ÑERO” ni en las dulcerías mas cercanas había monedas de chocolate para tan siquiera colgarme una de esas.

La falta de glucosa que gaste en la carrera, me ocasionaron un rugido en la barriga del tamaño del Vaso en el que corrí. El consuelo de mis Tía Josefina llego al decir: "¿Nos quedamos a la taquiza?". YES “dije”, y me arrime a las mesas de las cuales surgía un olor a carnitas y guisados. Cansado, convaleciente y medio moribundo camine entre la masa de gente, me hice espacio para pasar y disfrutar de un buen taco de calorías junto a mis contrincantes quienes YO MISMO ASEGURABA, estarían mal o peor que mi Joven condición cuando de repente: “KINDER SORPRESA”… estaban baile y baile y chupe y chupe Cervezas algunos corredores amigos de mi tío al ritmo de canciones de LA SONORA SANTANERA que tanto escuchaban juntos.

“Todo por pinche Hocicón me pasa esto” y me bote de la risa.

Y EL GANADOR ES…

Ya de regreso a la casa de mi Tía Josefina y mi Tío Salvador, todos los familiares agradecimos al Rey de reyes por este evento. Mi Tía Josefina me llevo a una recamara y saco una caja que se veía bastante pesada. “TOMA HIJO” menciono, “ESTA MEDALLA SE LA GANO TU TIO EN EL MARATON DE 42K QUE FESTEJO EL SINDICATO DE TRABAJADORES DEL ISSSTE, NO GANASTE, PERO SI TERMINASTE Y TU TIO LE HUBIESE GUSTADO QUE LA CONSERVARAS”.

Ese fue mi regalo y en verdad que todo valió la pena. Gracias Tío.

No tengo fotos de plena competición, la foto mostrada me la tome aquel día en el negocio de mi Hermana Mariana, disfrutando de un buen Café y una buena compañía. Mi tio se muestra en el retrato estampado de la playera que dieron aquel dia.
Nos vemos la semana que viene y ¡Se acabo, Tan Tan, firmale!